En 2020 la tostada con mantequilla ya sabemos hacia qué lado cayó. La ley de Murphy se cebó con todos y en especial con las empresas, pero también nos dejó una gran lección.

«Si algo puede salir mal, saldrá mal». Sobre esta idea se desarrolla el pesimismo con fundamento de la conocidísima ley de Murphy. Una teoría que tuvimos muy presente en 2020 desde que la pandemia de coronavirus llegó y cambió por completo nuestras vidas.

Para casi todas las empresas 2020 ha sido un año negro, horrible y para olvidar. Pero lo cierto es que no lo haremos, porque por lo general siempre recordamos más lo negativo que los acontecimientos neutros o positivos.

 

Así que, a nuestro pesar, enmarcaremos 2020 como el año que nos pasó todo lo malo. ¿A qué empresa no le ocurrió esto?

Si podías perder un cliente importante de un día para otro, lo perdiste en 2020. Un cliente siempre puede decirte adiós en cualquier momento, pero uno importante y sin esperarlo, ya es mala suerte. Claro que, en 2020, hasta la peor profecía se cumplió.

 

 

Si podías hacer un cierre de ventas desastroso justo en el peor momento, entonces ocurrió, en 2020. Tras meses de espera para hablar con un cliente importante y cerrar un contrato, pasa todo aquello que solo era una posibilidad remota. Y no, no hay firma ni contrato.

 

 

Si tu empresa podía volver a sufrir una nueva crisis global, ¿por qué dejarlo para más adelante? Cuando todavía tu empresa se recupera como puede de la crisis de 2008 o ha nacido tras ella, otra vez toca hacer ajustes y respirar hondo.

 

 

Y así podríamos seguir con muchos otros más acontecimientos negativos.

Pero también hay algo muy positivo que has aprendido: has hecho un curso gratuito en gestión de emergencias y crisis en tu empresa. ¡Y con prácticas incluidas!

La lección de 2020 sobre la ley de Murphy para las empresas es que hay que trabajar más en los planes de contingencias y la planificación. Todo lo malo puede ocurrir, pero si estás preparado, habrás ganado tranquilidad y eficiencia.

Los errores ocurren y si tienes unos márgenes de tiempo bien establecidos, los clientes no sufrirán tanto daño y lo habrás reducido a la mínima posibilidad. Si necesitas ayuda con esto, como consultores de empresa en Sevilla estaremos encantados de echarte una mano.